«Digo, La Telesita» MARCELO MITRE

 

Teresita del Barco Gómez , hija del estanciero Pedro del Barco y María Rosa Gómez, vivió durante su infancia en la estancia La Aurora, sobre la ladera de las sierras de Guasayán, a mediados del siglo XIX.

Aprendió todo lo que se refiere a la vida de campo: los arrieros le enseñaron acerca de la fauna y la flora de la región y las virtudes de las plantas medicinales. Al llegar la edad de casarse sus padres deciden volver a Santiago a relacionarse con la sociedad. Viajan ellos primero y, al llegar encuentran que el cólera estaba asolando la ciudad, deben cumplir con la cuarentena obligatoria antes de salir de ella pero son víctimas de la peste.

El dolor y la tristeza hacen que Teresita no pueda vivir más en la estancia y se muda a un vallecito cercano a Santiago. Allí aparece el amor en su vida, un estanciero llamado Eumelio Ahumada. Pero llegan los carnavales y en un baile otro joven saca a bailar a Teresita. Después del baile circularon los comentarios. Y se plantea un duelo en tres instancias: duelo de payadas, duelo de malambo y duelo criollo, a cuchillo. Pasadas las dos primeras instancias en el enfrentamiento a cuchillo mueren los dos.

Al enterarse Teresita huyó, hasta que se instala en una choza cerca de La Banda, y comienza a ayudar a los necesitados. Preparaba tisanas y pociones curativas para los enfermos. Su fama de Santa y curandera se fue extendiendo. Un día desapareció. La leyenda dice que murió quemada.

Otra versión de la historia cuenta que era una joven inocente que erraba por los montes. El término inocente era utilizado para aquellos que habían perdido la razón o que sufrían de alguna falta de maduración cerebral.

La folkloróloga Berta Vidal de Battini recopiló versiones orales de la vida legendaria de la Telesita, difundidas a su vez por Perla Montiveros de Mollo. La siguiente es la transcripción textual de una de ellas:

La Telesita había sido hija única de padres muy ricos. Murieron los dos y como la niña era inocente, ella empezó a dar todo, todo lo que tenía. Las prendas de oro, de plata, la hacienda que ella tenía de la que buscaran, todo se le fue. Y empezó a cantar y bailar. No quedó bien de la cabeza cuando murieron los padres y se fue al monte. A veces llegaba a las casas y le daban de comer. En la basura que se amontonaba, ahí amanecía la Telesita. Todo el mundo le tenía lástima. Y siempre estaba en los montes. Murió quemada, ardida. Se arrimó a un tronco que había estado quemando porque le hacía frío. Se acostó allí y el fuego siguió marchando y se quemó todo. La recogió una señora que era vecina de nosotros, Doña Fernanda Escobar, que ya era vieja. Ella la llevó a su monumento y la sepultó. Y empezó a hacerle las promesas.

Ambas versiones coinciden en que murió carbonizada. Esta historia dio origen a un ritual llamado Telesiadas y se inician bailando una chacarera. A cada vuelta el bailarín debe beber una copa. Cuando el promesante cae rendido de baile y alcohol, se considera que el ritual está cumplido. Se apagan las velas y una joven, elegida de antemano por el promesante, desmigaja un angelote  repartiéndolo entre los concurrentes . En otras Telesiadas, el muñeco se hace de papel o trapo y se quema al final de la fiesta para rememorar el trágico destino de Telesita.

El ritual que debe cumplir un promesante es el siguiente:

  • se envía una invitación especial a la mayor cantidad de personas conocidas del promesante, con un ruego de asistencia para el destinatario del favor de la Santa.
  • debe preparar con anticipación una masa de harina de trigo con la que debe modelar un angelote y cocinarlo en el horno de su casa hasta que se dore.
  • debe colocar una mesa en el centro del patio de su casa, cubrirla con manteles blancos y depositar el muñeco que representa el espíritu de la Telesita.
  • este altar debe rodearse de velas y flores.
  • se invita a músicos para que toquen con los instrumentos típicos de la región, especialmente chacareras.
  • debe contarse con abundante bebida: tradicionalmente la aloja, y últimamente caña y aguardiente hervida con poleo.
  • tener una auténtica devoción y honesta intención de cumplir la promesa que se concretará con música, baile y bebidas.

Luego de su muerte, las creencias populares regionales la convirtieron en «alma en pena» y «alma milagrosa», preservando su memoria de manera legendaria y mediante la tradición oral. Al invocarse a la Telesita, se exalta su pasión por el baile y las características trágicas de su muerte. La leyenda de la Telesita pertenece al folklore santiagueño y ha inspirado gran cantidad de canciones, poesías y relatos.

 

 

 

Autor entrada: NORA POSSETTI