Querían que el nombre de Cosquín sonara en boca de todos para promover el turismo y nutrir la economía local. Pensaron que podían ofrecer y surgió: el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Trabajaron a sol y sombra, y lo lograron. En 1958-59, los festejos por el día de la Virgen del Rosario, que es patrona de la ciudad, fueron los que abrieron la puerta para este día tan especial.
Una comisión de vecinos se reunió con apoyo municipal para empezar a concretarlo y darle todos los matices que abraza el folklore nacional: desde el canto y la música hasta la danza.
Fue el sacerdote Héctor María Monguillot, el intendente municipal y un grupo de vecinos que se reunieron para ver de qué manera se reactivaba la economía alicaída de la ciudad. La opción surgió inmediatamente: «…Hagamos algo folklórico como en la «Semana de Cosquín” durante el mes de Octubre…” La misma semana que junto con la novena patronal reunía a cantores y guitarreros para homenajear a la Señora del Rosario. Nueve noches de canto y de oración…
Los coscoinos fueron los primeros «piqueteros culturales” del País, porque cortamos la ruta N38 con una enorme pared que se trasformó en el primer escenario sobre la Av San Martín a la altura de la actual calle Salta y por más discordia que se armó con Vialidad Nacional, pintaron un cartel que decía: «Aquí se realizará el primer Festival Nacional de Folklore”
El primer escenario fue un desafío encarado por dos veteranos carpinteros locales, Lalo Cabrera y Jorge Monserrat. Jorge, docente y árbitro de básquet, reunió un pequeño equipo y bajo el azote del sol de la siesta creó ese tablado destinado a la leyenda.
El 21 de Enero de 1961 pasadas las 22 horas, el locutor Sergio Smider hablaba desde uno de los tres micrófonos, más precisamente el central, sostenido en la base con una rueda de automóvil, e impostando la voz soltó el saludo: “Aquí Cosquín, capital del Folklore”
Comenzaba el Primer Festival Nacional de Folklore de Cosquín, que tenía ese escenario aún sin nombre, que sólido y provisorio, cortaba sin permiso la Ruta Nacional 38. En calle iluminada con faroles hechos con tachos de aceite, un público curioso adelantaba su aplauso expectante…Pero ni el público, ni Smider, ni ninguno de los integrantes de la Comisión Municipal de Turismo y Fomento, imaginaban que estaban asistiendo al nacimiento de lo que muy pronto sería uno de los encuentros populares más importantes de Argentina y de América. (En la foto se aprecia el primer escenario improvisado en 1961).
Así, entre el 21 y el 29 de enero de 1961, el Primer Festival Nacional de Folklore mostró sus brillos iniciales. Fue un éxito. Estuvieron los referentes artísticos de todo el país y el público respondió de mil maravillas. Así empezó a andar este festejo que es cita obligada y celebrada todos los años.
Nombre aparte el de Atahualpa Yupanqui, que en 1967 ganó el primer premio y su obra lo colocó en una figura inigualable del folklore nacional. Por algo el escenario principal lleva su nombre desde 1972.
Se sumaron peñas, el asador criollo, la red se expandió. Todo empezó a crecer. Comenzaron las transmisiones en vivo en radios de Buenos Aires; se sumó un programa cultural que derivó en muchas actividades como seminarios, talleres, peñas y museo. No sólo Buenos Aires paró la oreja. El país entero aplaudió la idea.