«La Pomeña», MANUEL J.CASTILLA / GUSTAVO LEGUIZAMÓN

Por los años ´60, en la región de Salta y Jujuy, se realizaban «contrapuntos de bagualas», 4 versos improvisados, con rima y acompañados por una caja. Para las mujeres de la zona esos eventos eran la forma de relacionarse entre ellas y entre los hombres, de esa manera blanqueaban su salida en un tiempo donde la estructura de la vida femenina estaba regida solo por lo cultural y con los familiares incluídos.

Allá por los pagos de Ampostuya, un paraje próximo a Saladillo(en el sendero del Valle Calchaquí),por la Ruta 40,en La Poma,provincia de Salta,entre pastoreo de cabras y sembrados de alfalfa, vive aún Eulogia Tapia. A pesar de la popularidad de su nombre las cosas no han cambiado mucho para ella. Cada mañana de verano se la puede encontrar de botas de goma y ordeñando, con la mirada de la timidez perdida en el piso de tierra, a punto de sacar unas hojas de coca de su bolsita verde, o mateando con su marido bajo el alero de su casa de adobe.

Eulogia Tapia es la Pomeña. Y La Pomeña es una famosa zamba que cuenta la historia de una coplera en tiempos de carnaval. El autor de la letra fue Manuel J. Castilla y la música fue obra de Gustavo «Cuchi» Leguizamón.

La historia nace una noche en el boliche «La Flor del Pago»cuando se produce un contrapunto(un ir y venir de coplas), entre Eulogia, de tan sólo 18 años contra Manuel J.Castilla, reconocido poeta salteño. Detrás del mostrador estaba Amanda Aramayo, y recuerda:

«En ese momento entró la Eulogia con la caja bajo el brazo y la cara llena de harina, era joven, tendría 18 o 19 años en esa época y así nomás comenzó el contrapunto. Una especie de diálogo musical entre dos personas donde gana quien no pierde la inspiración. De esa forma estuvieron animando el ingenio hasta que, Castilla no tuvo más que decir».

Había ganado Eulogia. Bajo la mirada impávida del poeta derrotado la joven pomeña salió por la puerta, desató su caballo blanco y rumbeó para el lado de las casas.

                   «Nos hemos puesto a cantar, primero a foklorear, ellos tocaban sus guitarras,todos bailábamos hasta tarde.Ellos cantaban con guitarra y nosotros con caja.Cuando ya se encontraban bien mamados(emborrachados), allí ya nos hemos puesto en contrapuntos. Primero estaban bien pegadores,después han comenzado a mermar y cuando han empezado a bajar ellos,yo he comenzado a aumentar, a pegarles más, no les quedaba otra opción que rendirse”, cuenta sonriente la Eulogia.

Al día siguiente, Castilla aún no podía asumir semejante derrota, asi que decidió dirigirse al rancho de Eulogia, junto al Cuchi Leguizamón, para “contrapuntear”a la mujer que lo había dejado derrotado la noche anterior.Pidió el tractor verde de la municipalidad ,que aún camina la Puna, y fue hasta el rancho de Eulogia. Tampoco en esa oportunidad le fue muy bien por el recibimiento que tuvo en el rancho de los Tapia.

«Al otro día han ido ellos para  arriba(por Castilla y Leguizamón)en un tractor. Yo estaba en el potrero cortando alfalfa con mi papá. Ahí llegan y sacan la zamba, porque dice tal como estaba. En mi casa tengo un sauce que da sombra, pero ellos no han llegado a la casa y desde el potrero han mirado; desde ahí,no los he vuelto a ver más”.

 Cuando la melodía comenzó a transitar diversos rumbos llegó a la casa de Eulogia que regresaba del alfalfar como cualquier tarde.»Acaba de salir por la radio una zamba que te nombraba!Hablaba del blanco (el caballo) y de la caja»!, gritó su madre.

«El sauce de tu casa, te está llorando porque te roban, Eulogia, carnavaleando»

«Habrán escrito que el sauce de mi casa lloraba porque aquella tarde, aprovechando que andábamos de contrapunto y nadie pastoreaba, algún avivado anduvo robando cabras. Y se llevó bastantitas» explica. «Después encontré varias maneadas en un bajo».

 

Autor entrada: NORA POSSETTI