CÉSAR ISELLA

César Isella

César Isella nació en Salta, Argentina, el 20 de octubre de 1938 y falleció 28 de enero de 2021 a los 82 años por una grave complicación coronaria.

Fue un cantante y autor de música folklórica de la Argentina, siendo uno de los más reconocidos en su estilo.

Integró Los Fronterizos (1956-1966), para luego dedicarse a su carrera solista.

Fue una de las figuras del Movimiento del Nuevo Cancionero, y en la década de 1990 fue descubridor, padrino y representante de la cantante Soledad Pastorutti.

En 1969 compuso la música de «Canción con todos», a la que el poeta Armando Tejada Gómez le puso letra, tema que ha sido designado por la Unesco como Himno de América Latina y traducido a treinta idiomas.

Ganó con su composición «El cantar es andar» el certamen folclórico del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en 2010.

El 25 de septiembre de 2012, fue nombrado Embajador de la Música Popular Latinoamericana (con rango y jerarquía de Subsecretario), por la Secretaria de Cultura de la Presidencia de Argentina.

Es autor, además, de “Canción de las simples cosas”, “Resurrección de la alegría” y “Triunfo agrario” (Armando Tejada Gómez), “La Patria dividida” (Pablo Neruda), “Noticia para viajeros” (Julio Cortázar), “Canción para despertar a un negrito” (Nicolás Guillén) y “Crónica de un semejante” (Hamlet Lima Quintana), entre otros sucesos.

La primera recompensa que obtuvo gracias al canto fue una pelota de fútbol. Con apenas 7 años (había nacido en Salta el 20 de octubre de 19

Diez años más tarde tuvo su bautismo profesional con Los Sin Nombre, quinteto folklórico que completaban Tomás Tutú Campos y Javier E. Pantaleón (quienes formarían Los cantores del Alba), Luis Gualter Menú y el Japonés Higa. En 1956 arribó a Los Fronterizos, que buscaba un reemplazante para Carlos Barbarán. En la formación de Gerardo López, Eduardo Madeo y Juan Carlos Moreno (que rivalizaba en estilo y popularidad con otro cuarteto emblemático del folklore, Los Chalchaleros), permaneció una década. Entonces decidió abandonar el conjunto y reinventarse.

Cuando emprendió su carrera como solista, a fines de 1965, Isella tanteó el camino a ciegas: a veces se presentaba vestido de gaucho; otras, con un traje. Un prestigioso crítico asistió a un recital y redefinió su nuevo rol en el escenario: “Acabo de escuchar a Los Fronterizos sin Madeo, sin Moreno y sin López”. A partir de allí se animó a profundizar su estilo característico. Su prueba de fuego -ampliamente superada- fue el Festival de Jesús María, en enero de 1966.

 

 

 

Autor entrada: Osvaldo La Bruna