El salteño dejó su huella dentro del cancionero popular.
Hay cantores que desde la inmensa catedral de las canciones alcanzan el sitial de los elegidos con su voz de ternura y talento. Engalanan la canción con su carisma, la nombran con el acento del pago y la proyectan con el vuelo de las serenatas.
Hernán Figueroa Reyes, el cantor enamorado, supo desde su origen salteño, donde nació un 14 de septiembre de 1936, de la esencia del canto, desde donde muchas veces comenzó esa sencilla intención de llegar a la meta de la consagración con vocación creadora, musical y una voz excepcional.
Este cantor, autor, compositor, hijo del escritor Hernán Figueroa Aráoz y de la actriz Mariela Reyes, desde la niñez se crió en un hogar donde lo artístico era patrimonio familiar.
Decidió dedicarse definitivamente a la música, después de distintos trabajos y dejar la carrera de derecho. Siempre anduvo con la guitarra y el canto a su lado y con Los Huanca Hua vislumbró su destino de éxitos. Ocurrió en 1960 y luego de tres años con el grupo y superados algunos problemas en su voz continuó su carrera como solista. Formó su conjunto con Emilio Martínez en guitarra, y Hernán Rapela en bombo.
Indiscutible ídolo popular, el escenario del Festival de Peñas de Villa María lleva su nombre. Paseó su gracia, simpatía y gran convocatoria por Cosquín, Baradero, Jesús María e innumerables otros festivales en el momento de mayor auge del cancionero tradicional argentino.
Con “Zamba del cantor enamorado”, inauguró su vena autoral, después llegaron “Zamba para mis amigos”, “Zamba del gaucho guerrero”, “Decime que sí” y “A mi San Bernardo”, entre otras.
Fue un verdadero renovador del folclore, un cantor de raza, dueño de una exquisita voz y de una gran personalidad. Grabó “El corralero”, de Sauvalle Vergara; y “El Tata está viejo”, del Pato Carret, temas que lo consagraron convirtiéndolo en el mayor suceso discográfico del momento. Visionario propietario de peñas folclóricas de gran repercusión para la época, condujo programas radiales y televisivos, fue director artístico de un importante sello discográfico y su participación en varias películas lo confirmaron como un importante artista consagrado por la gente.
Fue en el año 1973, cuando un 5 febrero, a consecuencia de un accidente automovilístico, muere después de tres días de agonía. El accidente ocurrió a la altura de Lima, en viaje a Rosario de Santa Fe. Sus restos descansan en el cementerio de Baradero en la bóveda de la familia Berisso de Tonini. Tenía apenas 36 años.