ATAHUALPA YUPANQUI

Cantautor, guitarrista, poeta y escritor argentino, Atahualpa renovó la música argentina con un estilo personal que hacía foco en las costumbres del hombre común. Se exilió, cantó con Edith Piaf y escribió más de 1500 canciones. Falleció en Nîmes, Francia, el 23 de mayo de 1992.
Atahualpa Yupanqui supo conmover a generaciones enteras con la sencillez de la palabra y el mensaje profundo. Para muchos «el padre del folklore argentino», para otros un gran artista que supo reflejar en sus letras la cotidianidad del género humano, sus costumbres, sus adversidades y su argentinidad.

De apariencia tosca y físico robusto, Atahualpa nació el 31 de enero de 1908 en la localidad de Campo Cruz, Pergamino, Provincia de Buenos Aires, bajo el nombre de Héctor Roberto Chavero Aramburu. Impuso un estilo que no era habitual, el relato del día a día, la nobleza de las cosas hecha canción, pero siempre con la efectividad y el talento que solo una prosa afinada como la suya podía lograr.

 

 

«Yo tengo tantos hermanos, que no los puedo contar, en el valle, la montaña, en la pampa y en el mar. Cada cual con sus trabajos, con sus sueños cada cual, con la esperanza delante, con los recuerdos, detrás».

 

Entre su vasto repertorio se destacan «Los ejes de mi carreta», «Piedra y camino», «Luna tucumana”, «Chacarera de las piedras», «El Arriero» y «Trabajo quiero trabajo». También, ahí estaba la pluma sutil de Nenette, su segunda esposa y compañera hasta su viaje final, y la mujer que lo ayudó a escribir muchos de sus clásicos bajo el seudónimo de Pablo del Cerro.

De antepasados indios, criollos y vascos, fue militante del Partido Comunista Argentino, jugó al fútbol, practicó boxeo, se acercó a la esgrima, todo, hasta que llegó el llamado de la música que abrazo hasta su último día.

Hijo de ferroviarios, llegó a conmover a Edith Piaf. El «Gorrión de París» lo descubrió allí y juntos recorrieron varias ciudades europeas con un dueto poderoso. En esos años en París, donde vivió y potenció su carrera, nació «El payador perseguido», su obra más completa.

En 1965 editó El canto del viento, un libro en forma de ensayo.

Murió el 23 de mayo de 1992, en Nîmes, Francia, cuando había viajado a recibir un homenaje. Sus restos descansan en su Casa Museo, ubicada en Cerro Colorado, Córdoba.

 

 

«No le tengo miedo a la muerte, a lo que sí le tengo respeto es al trance, el ir hacia allá. Confieso que tengo curiosidad por saber de qué se trata. La guitarra con toda su luz, con todas las penas y los caminos, y las dudas. ¡La guitarra con su llanto y su aurora, hermana de mi sangre y mi desvelo, para siempre!».

 

Yupanqui & Piaf

Uno de los momentos que marcaron la carrera artística de Yupanqui fue cuando conoció a Edith Piaf en un club parisino. Ella lo escuchó deslumbrada y le preguntó: «¿Dónde trabajas?», a lo que Don Ata le respondió: «En ninguna parte, ya me voy, ya me voy a mi país». Algo emocionada, la cantante francesa replicó en voz alta una especie de orden y súplica: «No, París tiene que escucharte. Ven mañana a las 8 al Athenée con tu guitarra. Te mandaré el auto al hotel».

Aquella noche del 6 de junio de 1950 Edith abrió el recital y cantó más de veinte canciones, para luego presentarlo al público: «Les presento a Atahualpa Yupanqui, un músico de mucho talento, a quien dejo cerrar el espectáculo. Quiero que lo escuchen como lo merece».

Al poco tiempo, Yupanqui firmó un contrato con Chant du Monde, y la Academia Charles Cros lo distinguió entre 350 artistas de todo el mundo al otorgarle el Primer Premio al Disco Extranjero. En un año dio más de 60 recitales en toda Francia.

 

«Yo siempre fui un adiós… Un brazo en alto, un yaraví quebrándose en las piedras cuando quise quedarme vino el viento vino la noche y me llevó con ella».

Premios

  • Premio de la Academia Charles Cross, 1950.
  • Primer Premio de Karlovy-Vary (Checoslovaquia) por la música de este film, 1956.
  • Premio Academia Charles Cross por mejor disco extranjero, 1986/1989.
  • Disco de Oro por difundir la música criolla por el mundo, 1973.
  • Premio «Tecno 80» en el Festival de San Remo (Italia), 1980.
  • Diploma de Honor del Consejo Interamericano de música de la OEA Washington, 1983.

 

«Un amigo es uno mismo en otra piel»

 

Museo en Cerro Colorado

«Agua Escondida» es el nombre de la casa que Atahualpa Yupanqui utilizaba como refugio después de sus viajes por el mundo y está situada en la localidad de Cerro Colorado, a 160 kilómetros de Córdoba.

En esta Casa Museo de Atahualpa Yupanqui se puede encontrar desde un cuadro pintado y autografiado por Benito Quinquela Martín hasta su guitarra personal. Además, se exhiben fotografías de «don Ata» con artistas reconocidos a nivel nacional e internacional, publicaciones de libros, discos y partituras, entre otros objetos y curiosidades.

Dentro de esta antigua residencia, hoy transformada en museo, se exhiben objetos personales del famoso compositor y poeta, con muros tapizados de nostalgia y sentimiento.

 

Autor entrada: Osvaldo La Bruna