LOS ROBIN HOOD LATINOAMERICANOS: BAIROLETTO (ARGENTINA) Y CHUCHO EL ROTO (MÉXICO)

Bairoletto, el último bandido rural argentino.

Su vida terminó un 14 de septiembre,  a los 46 años, pero su historia sigue viva. Salteador y cuatrero, héroe para los marginados y villano para las autoridades.

Bairoletto, el último bandido rural

Nació en 1894 en Carlos Pellegrini, provincia de Santa Fe. Sus últimos años los pasó escondido en Colonia San Pedro del Atuel, de General Alvear. Allí murió y, como muchos eventos de su vida, las circunstancias de su fallecimiento tienen más de una versión.

Juan Bautista Bairoletto, uno de los bandidos más renombrados de la historia argentina, fue un salteador de caminos y cuatrero que ganó fama por sus proezas, por burlar a las fuerzas de seguridad y, según se dice, en ocasiones, repartir el botín que obtenía. Esto le hizo ganar el apodo de “Robin Hood de las Pampas”.

Hijo de inmigrantes italianos, sus padres se trasladaron a la localidad de Eduardo Castex, La Pampa. Su infancia fue dura: su madre falleció y él tuvo todo tipo de trabajos. Fue autor de robos, asaltos y asesinatos. La leyenda dice que la gente lo ayudaba en sus huidas, le brindaba alimento y le ofrecía refugio cuando la policía estaba cerca, lo que el bandolero recompensaba con dinero.

Bairoletto solía frecuentar salas de juego y prostíbulos. En uno de estos sitios conoció a Dora Pérez, una mujer por la que se enfrentó con el policía Elías Farache. En una disputa, asesinó a balazos al comisario y fue apresado. Terminó escapando y juró nunca volver a ser atrapado.

A partir de entonces, su reputación solamente creció. En el imaginario popular, su figura se convirtió en la de una especie de forajido fantasmal. Se le adjudicaron hazañas delictivas difíciles de creer, en puntos muy distantes, y así se transformó en un mito. Pasados sus 30 años, era buscado incansablemente en La Pampa, Río Negro y Mendoza.

Tuvo una incursión en el norte del país, donde cabalgó junto al bandolero Mate Cosido, otro personaje muy popular de aquella época, pero originario de Tucumán. Allí asaltó junto a su banda por un tiempo.

Terminó asentándose en General Alvear bajo el nombre de Francisco Bravo. El 14 de septiembre de 1941, un viejo compañero de andanzas negoció su libertad. Delató su ubicación y, según la versión oficial, una partida policial lo encontró y lo remató. Claro que aquí las versiones son dos, ya que su familia sostiene que lo vio suicidarse, pero su muerte no hizo más que terminar de encender el mito.

Son muchas las voces que se hacen escuchar respecto a la muerte de Bairoletto pero fue Telma, el gran amor de su vida. por quién dejó su actividad delictiva, quien afirmó que su esposo se suicidó con un tiro en la cabeza antes de ser capturado por la fuerza policial. En agosto de 1941, Bairoletto fue traicionado por uno de sus compinches, Vicente Gazcón, a quien muchos conocían como El Ñato. Su amigo (no tan amigo, claramente), estaba preso y para salvarse entregó a Juan Bautista. Aparentemente todos tenemos un precio, el de él fue la muerte de su amigo.

La policía cayó en la casa donde vivía Bairoletto junto a su familia, estaba dedicado a hacer trabajos agrarios, ya se había retirado de los robos, cultivaba la tierra y vivía de su cosecha. Antes de que saliera el sol pudo escuchar las voces de los uniformados, justo ahí cargó su armamento con intención de defenderse, pero sabía que si se enfrentaba perdía, y lo que es aún peor, su familia iba a caer con él.

Entonces, primero le disparó a uno de los policías, al cual le generó un orificio en su estómago y con la misma arma se disparó en la cabeza. Fin para Bairoletto que para esa altura tenía una identidad falsa y se lo conocía como Francisco Bravo. Punto final para él a sus 46 años, nuevo comienzo para otros.

Legado

Muchas obras se inspiraron en Bairoletto; entre ellas, el ensayo compuesto por su nieto, Fabio Erreguerena. El cine lo honró con una película dirigida por Atilio Polverini y protagonizada por Arturo Bonín en 1985. Una milonga lleva el nombre de “San Bautista Bairoletto”, cuyos primeros versos dicen: “Amparaba al que debía / al pobre, al necesitao / al que era castigao / y a aquel que nada tenía. / ¡San Bautista Bairoletto, / la pampa te ha de vengar!”. León Gieco lo homenajeó en su disco Bandidos rurales.

 

‘Chucho el roto’, el ‘ladrón de las mil caras’ mexicano.

Jesús Arriaga, mejor conocido como ‘Chucho el roto’, el ‘Robin Hood Mexicano’ y el ‘ladrón de las mil caras y manos de seda’.
Jesús Arriaga, mejor conocido como ‘Chucho el roto’, fue un legendario ladrón al estilo Robin Hood pero en su versión mexicana, ya que robaba a las personas acaudaladas para ayudar a los más pobres y necesitados. Su fama devino de la maestría que tenía para esconder su personalidad y sustraer objetos, de ahí que fuera conocido como el ‘ladrón de las mil caras y las manos de seda’.

La historia de Jesús Arriaga

Chucho el roto’ nació en 1858 en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala según los registros. Sobre su historia familiar se conoce poco, únicamente se sabe que tras la muerte de su pare tuvo que convertirse en el hombre de la casa y trabajar para poder llevar el sustento a su madre y hermana.

Jesús Arriaga comenzó a ejercer el oficio de ebanista, gracias a su habilidad para trabajar con maderas finas. En 1879 fue contratado por un hombre acaudalado de nombre Diego de Frizac, quien requería de sus servicios para darle mantenimiento a algunos muebles finos. ‘Chucho el roto’ aceptó el trabajo sin saber que dicha decisión cambiaría su vida.

¿Cómo surgió ‘Chucho el roto’?

Mientras trabajaba en la casa del señor Frizac, Jesús Arriaga conoció a Matilde (hija de Frizac), de quien se enamoró. Su amor fue bien correspondido; sin embargo, debido a la diferencia de clases su romance no fue bien visto, pese a ello, Matilde, quedó embarazada de Arriaga y dio a luz a Dolores, su hija.

Ante la diferencia de clases entre ambos, la familia decidió apartar a Matilde y Dolores de Jesús Arriaga, quien fue humillado y amenazado para que no volviera a verlas, esto desató la ira de ‘Chucho el roto’ que decidió robarse a su hija y comenzó su vida como bandido.

Posteriormente, Arriaga devolvió a Dolores pero fue apresado y llevado a juicio, donde el juez Javier de la Torre, quien al verlo bien vestido en la corte exclamó: “¡Mírenlo, es un roto!”. Roto era un adjetivo que se usaba para nombrar a las personas humildes que vestían bien, fue así como surgió el apodo de ‘Chucho el roto’.

Arriaga fue encarcelado en la penitenciaria de la Ciudad de México (Arcos de Belén), donde conoció a Margarito López ‘El Rorro’, Juan Ramírez ‘La Changa’ y Simón Palomo ‘La Fiera’, quienes a la postre se convertirían en sus secuaces.
Años después logró huir de la prisión al disfrazarse como el presidente de la junta de vigilancia, escapando a plena luz del día junto con sus cómplices y otros reos más.

Sus más grandes fechorías

Durante el gobierno de Porfirio Díaz, ‘Chucho el roto’ empezó a robarle a las familias acaudaladas en señal de venganza, de ahí que fuera conocido como el ‘Robin Hood Mexicano’. Cabe mencionar que, gracias a su astucia, Arriaga jamás tuvo que derramar una gota de sangre para robar.

Años más tarde, ‘Chucho el roto’ volvió a ser apresado y recluido en San Juan de Ulúa, Veracruz, donde lo hacinaron en una bartolina húmeda y mal oliente, donde fue sentenciado a trabajos forzados, pero eso no lo detuvo y volvió a escapar.

Volvió a la Ciudad de México y siguió cometiendo sus crímenes, incluso hay rumores de que ‘Chucho el roto’ logró sustraer un reloj de oro de la muñeca del entonces presidente de México, Porfirio Díaz. Nueve años se mantuvo prófugo, visitando a Matilde y Dolores, pero fue aprehendido una vez más en Querétaro tras robar en una joyería y trasladado nuevamente a San Juan de Ulúa.

Arriaga intentó volver a escapar, pero uno de sus compañeros lo delató. Durante la huida recibió un balazo y una vez que fue apresado recibió 300 azotes que le provocaron la muerte el 25 de marzo de 1885.

Existe una leyenda no oficial ni comprobada que asegura que Matilde le pagó al verdugo de ‘Chucho el roto’ para que no lo matara, motivo por el cual fue trasladado a un hospital de Veracruz y su supuesta muerte únicamente habría sido un truco, ya que en el féretro no se encontró el cuerpo, sino un montón de piedras. Hasta la fecha se desconoce dónde se encuentra la tumba de ‘Chucho el roto’.

En la ciudad de Querétaro se encuentra el restaurante El Mesón de Chucho el roto, en su homenaje.

Situado en La Plaza de Armas, en su carta se puede leer:

Chucho el roto: Personaje de la Historia Queretana, querido por unos odiado por Otros, así fue Jesús Arriaga alias “Chucho El Roto” Llamado “El bandido generoso”, Jesús Arriaga se convirtió en leyenda.

Capturado en Querétaro y trasladado a la prisión de San Juan de Ulúa, “Chucho el Roto” muere a palos a manos de un verdugo ordenado por el director de la Prisión.

Hasta la fecha no se sabe dónde sepultaron a Jesús Arriaga “Chucho el Roto”, si usted sabe dónde fue sepultado y lo puede comprobar, el pueblo mexicano se lo agradecerá…

Autor entrada: Osvaldo La Bruna